Preguntas y resultados que marcan una perspectiva que, en el quehacer, establece condiciones clave para los grupos de
trabajo e investigadores y enmarca el ejercicio en un ciclo permanente que integra, desde la gestión, elementos clave para
el proceso; entre ellas, evaluación, aprendizaje, transformación y acción, que llevan a los diversos actores que comparten
un territorio -cada vez más amplio- a alcanzar una comprensión de la política, de lo público, como un ejercicio cotidiano,
de estar pensando en las necesidades de todos y que dé una ruta de soluciones al desarrollo de procesos investigativos
fuertes, integradores y participativos. Acción, comprensiva, que debe integrar profesiones -disciplinas- y esfuerzos
colectivos, porque las problemáticas y retos se deben resolver no solo desde una gestión pública innovadora, moderna y
eficiente, sino de procesos de cocreación y trabajo colaborativo frente a una necesidad poblacional o territorial, a partir de
los rasgos y la diversidad de generar soluciones pertinentes y óptimas.
Así, en un marco de diversidad, de análisis y construcción colectiva, y haciendo zum sobre el sistema educativo, aun en
entornos controlados como el aula de clases, se perciben y evidencian rasgos singulares, aspectos particulares y diferencias
marcadas -incluso en entornos compartidos- por lo que una investigación más participativa que integre actores en el
territorio, que dé oportunidades a poblaciones en este siglo XXI y, en dicho contexto, las instituciones de educación tienen
la tarea de formar ciudadanos globales, creativos, innovadores y capaces, que logren articular el método, la realidad y la
proyección.
Por lo que el reto es desarrollar métodos y procesos que motiven y dinamicen la participación de los diversos actores que
comparten los espacios que delimitan el entorno investigativo, con herramientas y diálogos que desde una perspectiva de
observación y análisis conviertan a la investigación en un ejercicio de vital importancia, que además de hacerse agradable
para todos, permite evidenciar una caracterización de personas, comunidades y territorios estableciendo dinámicas para
reconocer: ¿Qué se espera del proceso investigativo?
Inmersos en este contexto de una investigación cada vez más participativa, se exponen tres mitos en investigación con sus
respectivas realidades para develar las rupturas epistémicas y culturales que allí surgen y abrir fronteras de trabajo colectivo.
El primer mito y su realidad es la creencia de que el conocimiento está seccionado y viene en compartimentos que llamamos
ciencias o disciplinas, es decir, desde una persona graduada de la administración y que desarrolla investigación alrededor
de esta disciplina, o del ingeniero e investigador, o el médico y pesquisador de la medicina… ese mito se rompió hace
algunos años, porque hoy se trabaja de manera interdisciplinaria, pues nadie sabe, o mejor, nadie puede responder a las
problemáticas humanas, sociales y territoriales desde una sola perspectiva, una sola mirada, es ahí donde se empiezan a
romper los límites de las ciencias/disciplinas. Realmente el investigador necesita de otras profesiones, de otras perspectivas
y realidades, porque se requieren de diferentes contextos y entornos que complementan la que cada uno posee desde su
formación y experiencia; esto es lo que pone en juego las múltiples competencias.
Una posibilidad de cómo pasar del mito a la realidad, se puede ver a partir de la pregunta: ¿Cómo desarrollar aún más el
ejercicio de una mayor cohesión entre los integrantes de un territorio? Interrogante que, a su vez, genera varias vertientes
de reflexión relacionadas con categorías, variables y componentes alrededor de aspectos poblacionales y sus necesidades,
rasgos y diversidades. Si observamos un territorio como Pasca, una población fundada por Juan de Céspedes Ruiz, con 12
mil habitantes, ubicada a 3 horas del sur de Bogotá. En este municipio de la Provincia de Sumapaz, departamento de
Cundinamarca, se encontró una balsa de oro, referente del patrimonio colombiano. Alrededor de esta reliquia se
descubrieron varios vestigios de una cultura ancestral del país; hoy y en función de lo que ha venido haciendo UNIMINUTO
desde el concepto de Bogotá región, se busca bajo el manto de la documentación, sistematización y visibilización, un
método participativo de investigación potencializado con modelos ya desarrollados desde las rectorías UNIMINUTO
Parque Científico de Innovación Social y UNIMINUTO Bogotá, como el concepto de negocios verdes comunitarios,
ingenieros a tu territorio, STEM, biofábricas, Laboratorio psicosocial comunitarios, Laboratorio de territorios inteligentes
INTELAB, entre otras acciones que permiten y motivan la integración de diálogos entre la académica y las comunidades
(Martínez, Morales, & Gómez, 2018).
El segundo mito y su sentido de realidad es la investigación como una manera de extractivismo científico. Antiguamente,
bajo el criterio de objetividad algunos enfoques científicos encontraban en las comunidades un nicho importante para
realizar investigación y extraer datos, que luego serían procesados en centros de investigación, sin reconocimiento de la
fuente. Bajo ese principio de independencia, de objetividad o mitigación de la subjetividad, que se logra con el aislamiento